La nave del crepúsculo en vaga luz se anega
cuando el sol, al caer, tonsura el horizonte.
Vuelan aves errátiles hacia un lejano monte,
lechoso fulgor de astros por el azul se riega
El ángel de la tarde sus dos alas despliega
al producir su llanto musical un sinsonte.
Por minutos la sombra se extiende en su remonte
y todo se hace noche cuando la noche llega.
Mal herida en su lucha, en su derrota su anhelo
replegada en sí misma por soslayar su duelo,
el alma a ratos siente que su dolor la inmola.
Y entonces pide olvido! Su empeño desbordante
es el afán inútil del mar, que a cada instante
quiere borrar la huella de la última ola.
cuando el sol, al caer, tonsura el horizonte.
Vuelan aves errátiles hacia un lejano monte,
lechoso fulgor de astros por el azul se riega
El ángel de la tarde sus dos alas despliega
al producir su llanto musical un sinsonte.
Por minutos la sombra se extiende en su remonte
y todo se hace noche cuando la noche llega.
Mal herida en su lucha, en su derrota su anhelo
replegada en sí misma por soslayar su duelo,
el alma a ratos siente que su dolor la inmola.
Y entonces pide olvido! Su empeño desbordante
es el afán inútil del mar, que a cada instante
quiere borrar la huella de la última ola.
Julián Marchena
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